Sin duda, este templo budista en la zona de Sagano, en Arashiyama, es una de las joyas escondidas de la ciudad. Afuera de los recorridos turísticos, ofrece a sus visitantes paz, tranquilidad y un ambiente muy especial rodeado de más de 1,200 imágenes de rakan, los primeros 500 discípulos de Buda que consiguieron la iluminación.
Caminar por sus veredas, visitar su salón dedicado a Kannon con piso de tatami e imágenes con valor histórico o detenerse en el tiempo para escuchar el sonido de la incesante caida de agua de la montaña son cosas que han quedado plasmadas en las memorias más agradables de nuestros viajeros.
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