La primavera es una de las estaciones más espectaculares de Japón debido al florecimiento de los árboles de cerezo 桜 (cherry blossom), un acontecimiento que marca cada año por su hermosura y delicadeza. Los japoneses sales a los parques y a las calles para admirar las flores y preparan días de campo para disfrutar debajo de las sombras de los cerezos, en una de las costumbres más antiguas del país.
La fragilidad, belleza y corta vida de los pétalos de las flores del cerezo han sido objeto de inspiración para poetas y pintores de todas las épocas, que no han dudado en compararlas con la vida del hombre: frágil, hermosa y corta.
El florecimiento se da en todo el archipiélago paulatinamente (iniciando en el sur) y la floración en las áreas de Tokio y Kioto tiene lugar en los últimos días de marzo y los primeros días de abril.
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