El Palacio Imperial de Tokio se encuentra en la zona de Marunouchi, a unos metros de la estación central y a un costado del edificio de la Dieta. Es un complejo de varias hectáreas de extensión que hace 400 años tenía en su centro la torre del castillo de Edo, quemada y jamás reconstruida.
El Palacio es la residencia del Emperador de Japón, cabeza de la casa noble más longeva del mundo y que durante cientos de años fue la máxima figura en las jerarquías niponas.
Es verdad que han sido pocos los emperadores que de facto gobernaron y condujeron los destinos del país (muchas veces lo hicieron otras figuras tomando a los emperadores como bandera), pero también es cierto que el pueblo japonés los ha considerado descendientes de dioses y, por lo tanto, personajes divinos y los ha respetado y enaltecido desde hace más de 1,500 años.
La Agencia Imperial organiza recorridos guiados en algunos horarios fijos y, aunque no se entra a ningún edificio, se pueden conocer algunos jardines y lugares famosos de las calles internas del complejo.
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